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jueves, 21 de junio de 2012

Will Kurtz, o el retrato de la sociedad neoyorkina

Will Kurtz es un escultor estadounidense que ha tenido una carrera meteórica en tan sólo cuatro años. Ya es reclamado por todas las galerías más prestigiosas para exponer sus apreciadas obras escultóricas. No es que sea un joven precoz, ni mucho menos, ha conocido el éxito en esta difícil profesión entrados los 50. Todo un orgullo para los de su generación. Está claro, si uno se lo propone puede llegar donde quiera. Los personajes que crea están realizados con la antigua técnica de papier-maché, termino francés que define el uso de pasta de papel para realizar objetos decorativos. En su caso, el reciclaje de las revistas y de los papeles de periódico ha dado un resultado genial y asombroso. Caracterizados siempre por responder a prototipos de personas “normales” con un toque grotesco en sus posturas, sus individuos parecen sacados de cualquier calle de Nueva York, dónde estudió escultura y trabajó. La realidad se ha hecho papel. Sus actitudes provocan por lo menos una sonrisa, sino es una carcajada en su contemplación. Cuando observas a estos “actores neoyorkinos” casi oyes sus conversaciones o aprecias sus movimientos, parece que en cualquier momento van a empezar a conversar contigo. En cualquier caso, es simplemente extraordinario.

martes, 19 de junio de 2012

Esculturas con restos CD's y DVD's

Vaya forma de reciclar, ¿no crees? Está claro que uno de los campos donde más se suele generar basura hoy día es con los CDs y DVDs ya obsoletos. Grandes cantidades de estos discos que acaban tirados en cualquier esquina, acumulados tras años y años de uso. Para buscar una solución a toda la cantidad de dichos discos, el artista australiano Sean Avery ha decidido utilizarlos para crear auténticas maravillas como la que tienes en pantalla. Usando los restos de los mismos y cortándolos minuciosamente, ha comenzado a crear esculturas de animales utilizando únicamente los restos de dichos discos compactos. El resultado es, como verás, indudable. Sean Avery crea estas esculturas que pueden usarse para adornar cualquier parte de la casa, e incluso para colgarla en algún árbol del jardín y así actuar como espantapájaros. Como apunte interesante, Sean también utiliza para algunas esculturas material reciclado de ordenadores, como restos de placas base y procesadores.

viernes, 15 de junio de 2012

Los geométricos de hoy en la Argentina

Una muestra reúne un conjunto de obras de artistas argentinos en su madurez creativa que pueden considerarse tributarios de la tradición geométrica. Itinerará por Córdoba, Santiago del Estero y Salta. Con esta exposición en UADE Art meses antes de la apertura de su sede –hoy en construcción en la Av. San Juan–, el MACBA (Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires) presenta las últimas incorporaciones de obra a su colección, pero además muestra que el camino que sigue el crecimiento de su patrimonio no es caprichoso. Los trabajos expuestos corresponden a artistas –algunos ya consagrados, otros no tanto– nacidos en los 60 y 70, salvo un par de excepciones de fines de los 50. Se trata, puede decirse, de artistas que han alcanzado madurez creativa y que de alguna manera renuevan, cada uno con su producción y sin ser parte de ninguna corriente o movimiento –algunos ni siquiera se sienten cómodos con la calificación de “geométricos”–, el lenguaje de la abstracción geométrica, que tan fuerte tradición tiene en la Argentina. Se trata de Cecilia Biagini (1967), Gabriela Böer (1971), Marcelo Boullosa (1965), Fabián Burgos (1962), Natalia Cacchiarelli (1971), Beto de Volder (1962), Verónica di Toro (1974), Lucio Dorr (1969), Mariano Ferrante (1974), Jimena Fuertes (1972), Silvia Gurfein (1959), Graciela Hasper (1966) , Silvana Lacarra (1962), Inés Raiteri (1963), Andrés Sobrino (1967), Roberto Scafidi (1963), Pablo Siquier (1961), Andrés Sobrino (1967), Carola Zech (1962) y Martín Pelenur, uruguayo (aunque nacido en Buenos Aires en 1971). Ferrante es el único que exhibe dos obras, ya que a la que pertenece a la colección del museo hay que sumarle el dibujo que es una suerte de prólogo de la muestra, realizado en óleo pastel sobre el techo de un hall de la UADE antes de la escalera que baja hacia las salas de exhibición propiamente dichas, en el subsuelo. La intervención de Ferrante es en el edificio “Construcción Dinámica N26”, un enorme dibujo (12 x 12 metros) de figuras concéntricas que envuelven plafones de iluminación y dos columnas. Una obra site specific y efímera, ya que desaparecerá del techo de la Universidad Argentina de la Empresa cuando se cierre la muestra. El dibujo de Ferrante interesa especialmente si se considera que –explica el autor– en ese tipo de trabajos le interesa especialmente “el cruce de la razón con lo gestual o lo emocional”. La blandura del óleo pastel es lo que permite la aparición del gesto que menciona Ferrante y que hace que la línea del dibujo por momentos se vea vacilante, poco geométrica, podría decirse. La explicación del autor se lee en el excelente catálogo, que además del texto de la curadora Renata Cervetto, incluye fragmentos de las conversaciones que mantuvo con los artistas en sus talleres. La obra que recibe al espectador una vez que baja la escalera hacia el subsuelo es “La tela espacial”, que parece volar como una espectacular alfombra mágica. En el mismo espacio, antes de las dos salas en las que se despliegan los demás trabajos, contrapuntean las obras de Jimena Fuertes y Roberto Scafidi. Fuertes, abandonando el plano con “Cosmogonía”, una red de figuras octogonales recortadas en MDF y pintadas al acrílico con media docena de colores que proyectan sus sombras sobre el fondo blanco y forman lo que parece una segunda obra monocroma a centímetros de la primera. Scafidi, con “El ápice”, una textura de líneas y planos verticales y horizontales obsesivamente laberínticos, rítmicos, ordenados. Con esa trama puede generar en la vista la sensación de profundidad, de salirse de la bidimensionalidad. En realidad, todas las obras de la muestra reflexionan, juegan y experimentan con la percepción visual. La curadora reunió en la primera sala las pinturas de Mariano Ferrante, Fabián Burgos, Gabriela Boer, Marcelo Boullosa, Silvia Gurfein, Verónica Di Toro y Carola Zech. las tres primeras juegan con la vibración que producen los colores y figuras circulares en juego con rectas verticales y diagonales. Pero las obras de Gurfein y Boullosa son las que trabajan más sobre la percepción. La de Gurfein, “Have you fed the fish today? Have you made your wish today?”, es una composición de cuadrados de diversos tamaños y colores dentro del cuadrado de la pintura. Los bordes de algunos están esfumados y producen la sensación de que algynas áreas de la pintura están fuera de foco o veladas, como ciertas fotografías, por un pixelado. La de Boullosa, una cuadrícula en la que las líneas parecen moverse más que vibrar, también producen molestia en el ojo, como el fuera de foco. Los lados ligeramente curvos de los que el ojo se empeña en percibir como cuadrados pero que no lo son, producen sensación de volumen en la tela, como si una ola la elevara en ciertas zonas, cuando uno mira la pintura de frente. Si el espectador se desplaza hacia uno de los lados, casi pegándose a la pared, la cuadrícula se aquieta, todo vuelve a ser plano y los pequeños cuadrados parecen perfectos. Si bien todas las obras pueden leerse como pinturas, las obras están realizadas con diversidad de materiales. En algunos casos, de uso industrial. Silvana Lacarra, por ejemplo, evoca poéticamente un cielo nocturno estrellado, utilizando fórmica azul y trocitos de alpaca y aluminio. El cuadro está levemente combado y, cuando el espectador se desplaza de un lado a otro frente a él, el reflejo de la luz hace titilar las estrellas. También trabajaron sus obras con materiales industriales Martín Pelenur y Carola Zech. Pelenur crea cuadriculas con cintas autoadhesivas de colores. Zech trabaja con acero policromado, creando franjas de colores de una lisura y una sedosidad que llaman al tacto: dan ganas de pasar la palma de la mano sobre la tersa superficie de la obra, titulada “Magnético 110”, quizá por los imanes que unen/separan las franjas de colores. O porque, como explica Zech, “cada módulo de color establece una relación determinada por la afinidad o rechazo con los demás, y atravesados por esa relación magnética, saldrán de esta experiencia siendo otros diferentes a los que eran”. FICHA Geométricos hoy. Caminos en Expansión. Colección MACBA. Lugar: UADE ART, Lima 775. Fecha: hasta el 29 de junio. Horario: lun a vier, 12 a 20. Entrada: gratis, con acreditación de identidad. Fuentes por Ñ Revista de Cultura

domingo, 3 de junio de 2012

Charles Ray (Los Angeles, 1953)

Charles Ray ( Los Angeles, 1953 ) es uno de los grandes escultores americanos contemporáneos, que han creado tendencia y escuela dentro del arte moderno y ha influido y conceptualizado la Cultura Pop.El arte de Charles Ray tiene mucho que ver con la relación entre el arte y el cuerpo. A principios de los noventa, cuando los artistas volvieron a fijarse en su cuerpo, esta vez no como soporte explícito como en los tiempos del Body Art sino como contexto de exploración del subconsciente, lugar en el que experimentar, más cerca de lo antropológico, lo orgánico y lo biográfico. En este nuevo contexto, en el que destacan figuras como Cindy Sherman, Robert Gober o Paul McCarthy, se mueve como pez en el agua. Charles Ray, norteamericano de Chicago nacido en 1953, autor de varias de las piezas más importante de este periodo.
Ya en los años setenta Charles Ray comenzó a trabajar con su propio cuerpo en el ámbito del Body Art. De ese periodo es aquella pieza paradigmática, “Plank Piece I” (que se puede ver en esta exposición) en la que combina las estrategias corporales del Body Art con una clara filiación minimalista. En estos trabajos se funden el sujeto y el objeto, algo central en su trabajo de los años setenta y primeros ochenta. Más adelante realizaría piezas más relacionadas con la subjetividad y los entresijos de la mente humana, trabajos en los que su propia presencia comienza a diluirse para dar paso a un juego eminentemente escultórico en el que se acentúa la relación interna entre los objetos. En esta época realizó maniquíes con su propio rostro, autorretratos que, dispuestos en serie, aludían también a una serialidad minimalista. Estas piezas bien podrían haber sido las representaciones formales de esa literatura del clon practicada

viernes, 1 de junio de 2012

El cómic del arte pop

Artista estadounidense se inspiró en publicidad e historietas Se le considera un revolucionario del arte de la década de 1960
La estética inspirada en la publicidad y el cómic con la que el artista estadounidense Roy Lichtenstein revolucionó los conceptos del arte en la década de 1960, protagoniza una exposición en el museo Albertina de Viena, que reúne 60 dibujos y 17 pinturas de uno de los iconos del arte pop. Ya el título de la muestra, Blanco y negro, advierte al visitante de lo que se va a encontrar en las paredes de la famosa galería vienesa: escenas propias de historias ilustradas o dibujos que bien podrían acompañar un anuncio comercial. Es un estilo con el que el artista "cambió el curso de la historia del arte", comentó en la presentación de la muestra el director del Albertina, Klaus-Albrecht Schröder. Técnica del comercial La muestra incluye algunos de sus típicos retratos, en los que hermosas jóvenes lanzan al público una frase que resulta llamativa por cuanto no existe contexto alguno. Desde el punto de vista de la técnica, destaca el uso del Benday-dots, el sistema de impresión comercial similar al puntillismo, que, en el trabajo de Lichtenstein, adquiere tanta importancia como el tema que se expone. Con su recurso a técnicas y motivos más propios de la publicidad, Lichtenstein, al igual que el otro icono del pop art, Andy Warhol, apostó por derribar las barreras entre el arte elevado y el popular. En las obras que se exhiben ahora en el Albertina, se percibe cómo Lichtenstein da al dibujo la misma dimensión artística que a la pintura. Una taza de café humeante, un pollo en una fuente, un cuarto de baño, una mano que unta manteca de cacahuete en un pan: escenas banales y superficiales en las que el uso del punto y el color como simple instrumento de impresión son las técnicas esenciales.